A pesar de ser una medida que va en contra de la inercia del gobierno actual, son muchos los jóvenes que opinan que anticipar la edad de jubilación supondría un estímulo para las empresas para la contratación de nuevos perfiles.

En las últimas décadas ha habido un aumento del mínimo de experiencia requerida para acceder a posiciones junior o para conseguir el primer empleo. Esta exigencia es incoherente con la propia necesidad de adquirir experiencia, y es vista como un obstáculo inútil y frustrante para la gran mayoría de los jóvenes encuestados.

En cuanto a la jornada laboral, una amplia mayoría preferiría una jornada de cuatro días frente a una de cinco, siempre y cuando no afectara a su salario. Esto es debido a la falta generalizada de trabajo entre la población más joven y de esta forma se piensa que podría dar lugar a una mayor oferta laboral en este segmento.

En cuanto a la modalidad de trabajo, los jóvenes prefieren la opción "presencial" y "mezcla de ambas" de forma casi igualada. Esto deja claro que los jóvenes rechazan, casi en su mayoría, trabajar únicamente de forma telemática. 

El reclamo de un trabajo presencial, sumado a la autopercepción de unas relaciones sociales satisfactorias pero mejorables muestra una mayor necesidad de contacto presencial de los encuestados, sobre todo de aquellos más jóvenes.

La temporalidad y precariedad de los contratos, que más de la mitad entre los jóvenes, hace que se vea como uno de los principales problemas que impiden tener proyectos de futuro, algo que está directamente relacionado con otros derechos, como son el acceso a la vivienda, el derecho a formar una família o la seguridad emocional.

La no remuneración de los contratos de prácticas se estipuló, en un inicio, para fomentar el aprendizaje práctico de la juventud en un ambiente laboral. Sin embargo, los excesos por parte de las administraciones y las empresas ha generado un sentimiento de injusticia ya que las prácticas no remuneradas se extienden habitualmente hasta períodos de 1 año, realizando tareas que se corresponden con el trabajo que realizaría un empleado.

Las personas andróginas y de género fluido son las que más perciben que no son tenidas en cuenta cuando los políticos elaboran sus propuestas. En este contexto de crisis económica, las personas disidentes de género, sobre las cuales pesa una dificultad histórica para acceder al mercado laboral, son las que piensan que más les afectará la pandemia a sus oportunidades laborales.

La mayor parte de las propuestas relacionadas con la vivienda están orientadas a la regularización y abaratamiento de los alquileres en España teniendo en cuenta los salarios de la juventud. Ante un futuro laboral incierto y con sueldos precarios, los jóvenes consideran que la regulación de los alquileres es una buena fórmula que permitiría solucionar su difícil acceso a una vivienda digna. Es por ello que se propone implementar medidas concretas para el acceso a una vivienda digna, tal como las reformas en materia de vivienda, alquileres sociales, paralización de los desahucios y garantizar más ayudas a aquellas familias en situación de vulnerabilidad.

Más allá del acceso a la vivienda, las personas encuestadas señalan, en este punto, la importancia de aumentar el uso de las energías renovables en las viviendas y edificios públicos, sobre todo mediante la energía solar. Así mismo, se propone construir mejor, es decir, introducir formas de gestión de residuos más eficientes, además de concienciar sobre la importancia de reciclar en casa.

Otras propuestas relacionadas con la vivienda que las personas encuestadas reclaman tienen que ver con ayudas directas para el acceso a una vivienda digna: la potenciación de un parque público de alquiler sociales, ayudas específicas para jóvenes, propuestas todas ellas que tengan en cuenta el salario de los jóvenes a la hora de emanciparse.

Una amplia mayoría de los encuestados cree que la brecha salarial no está justificada. Esta es una demanda que se repite en casi todas las categorías y que puede resumirse como la eliminación de cualquier desigualdad por motivo de género entre la población española. Se hace hincapié en la necesidad de que, si fuera necesario, haya ayudas económicas que acompañen estas políticas sociales, además de una reforma educativa y laboral.

De forma muy contundente, la muestra encuestada opina que la eliminación de todo tipo de violencia y abuso es imprescindible para seguir avanzando hacia un país más tolerante. En este sentido, se señalan la xenofobia, el racismo, el machismo u otros tipos de violencia basada en la desigualdad como retos necesarios a erradicar de forma urgente.

No es mucha la confianza que presenta la juventud en la leyes promulgadas que tratan de asegurar los derechos de determinados colectivos históricamente menos considerados, es por ello que se propone reforzar los mecanismos de control para que la homofobia, la expulsión del inmigrante, la violencia machista o el desahucio de las familias vulnerables es una prioridad para ellos.

En las respuestas abiertas sobre qué cambios sociales se deberían promover de forma urgente, la juventud encuestada hace hincapié en la generación de programas, concursos, subvenciones o ayudas que promuevan el emprendimiento social enfocado a atender e integrar a la diversidad en todos sus ámbitos, tanto afectivo como racial, identitario o funcional.

A día de hoy los datos de contaminación de las empresas están muy claros, se sabe quién contamina más y poco se conoce de quien está trabajando para paliarlo. En este sentido, se propone fortalecer las instituciones e introducir normativas y sanciones enfocadas a paliar la crisis climática, especialmente en lo relativo a la rendición de cuentas de las grandes empresas, así como comunicar mejor a la ciudadanía las medidas que se están llevando a cabo.

La sensibilidad medioambiental respecto a los productos de consumo es una constante en las respuestas abiertas de la encuesta. En este sentido se pide incluir el impacto ambiental en todos los productos de consumo, no únicamente para comprender su composición sino, sobre todo, para conocer su origen, forma de producción y distribución.

Para los jóvenes, una de las cuestiones a abordar en la planificación política relativa a la emergencia climática es la transformación de la economía y la estructura de consumo hacia un modelo circular para que las medidas en favor del medioambiente sean realmente efectivas. En esta línea, se propone cambiar los modelos de producción y trabajo hacia formas organizativas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente a través de incentivar la acción de las empresas en esta dirección.

Entre las medidas que tienen que ver con la planificación urbanística se incluye la necesidad de introducir del punto de vista ambiental como un elemento básico en la construcción de nuevos equipamientos y viviendas, potenciando el aumento de uso de energía renovable en las viviendas y edificios públicos, sobre todo mediante energía solar y la eficiencia energética

La comunicación como política ambiental se convierte en una prioridad cuando hablamos de una mejor alimentación, una mejor gestión de los residuos o una conciencia más profunda de las consecuencias a largo plazo que tiene el reciclaje. Por ello, se demanda una reducción del consumo de carne, un mejor uso de los plásticos en la vida diaria y la formación en el impacto que supone el reciclaje en las viviendas.

Una de las tendencias de futuro más evidentes en materia medioambiental tiene que ver con las nuevas formas de movilidad. Se pide en este sentido adaptar las ciudades y entornos urbanos para dar más espacio a nuevas formas de transporte eléctrico, así como iniciar de forma urgente la transición hacia una movilidad más sostenible con la instalación de más puntos de recarga.

Existe una proporción destacable de jóvenes que se sienten activamente involucrados en la lucha contra la pandemia provocada por la COVID-19. Es por ello que proponen una mayor agilidad en la campaña de vacunación, considerando esta medida como algo prioritario. 

A pesar de que las enfermedades de los jóvenes en su mayoría no se derivan de las dolencias físicas, no así sucede con el ámbito de la salud mental, la gran olvidada en estos tiempos tan inciertos en los que vivimos. Se aboga por tanto por aumentar la cobertura en salud mental dentro de la seguridad social, entendiéndose la propuesta como una de las condiciones necesarias en el presente para el bienestar de los jóvenes.


La mayor parte de las demandas de los jóvenes en el apartado de sanidad están focalizadas en la mejora de la sanidad pública. Para ello se propone reorientar el presupuesto público, aún aumentando los impuestos si hiciera falta, para mejorar la sanidad, especialmente en lo que respecta a su dotación presupuestaria, el aumento de personal y la mejora de sus condiciones laborales.

De nuevo, la formación es un aspecto transversal que se repite en toda la encuesta. Es por ello que muchas de las demandas que tienen que ver con sanidad están focalizadas en la concienciación sobre salud y el fomento de más programas de salud para la creación de hábitos saludables, con especial énfasis en la prevención para evitar la aparición de nuevas pandemias. 

La cuestión del odio es uno de los temas transversales en las demandas de los jóvenes encuestados. Su rechazo a toda forma de discriminación en cualquier espacio público se muestra como una tendencia necesaria para garantizar el desarrollo de una conviencia democrática basada en la igualdad de oportunidades y los derechos individuales.

Existe una percepción generalizada de que los políticos son ineficientes en su gestión, sobre todo teniendo en cuenta los casos de corrupción que salpican a varios partidos políticos. Ante ello, existe una tendencia a incrementar la investigación y el endurecimiento de las penas para este tipo de casos, eliminando toda sensación de impunidad en esta materia.

Una constante en las opiniones de las personas encuestadas es la necesidad de tener espacios de participación en el debate político. Su intención no pasa por sustituir el criterio y la experiencia de los gestores públicos, al contrario, sino saberse como interlocutores necesarios a la hora de establecer políticas de futuro que determinen su calidad de vida.

En las respuestas a las preguntas abiertas ganan protagonismo los dos movimientos sociales que han tenido mayor impacto en la última década: el feminismo y el ecologismo. De hecho, los jóvenes ponen sobre la mesa la necesidad de generar una vía de comunicación más fluida entre estos y política institucional como fórmula para hacer de este país un lugar más participativo y conciliador.

El pago de las tasas obliga a muchos estudiantes a tener que compaginar trabajo y estudios, precarizando su calidad de vida y su acceso a la educación. Es por ello que gran parte de los jóvenes reclaman una mayor orientación del presupuesto a la concesión de ayudas económicas para poder cursar sus estudios, especialmente en el ámbito universitario.

A nadie se le escapa que muchos de los investigadores españoles no encuentran su lugar en los programas del país. Es así que las personas encuestadas proponen más inversión y control en contratos de investigación de jóvenes para poder dedicarse a ella después de acabar su formación y no tener que seguir con sus estudios en el extranjero.

Parte de las respuestas de la encuesta estaban relacionadas con las metodologías de aula empleadas actualmente. La juventud claramente reclama una evaluación más adecuada, un mayor cuidado a los aspectos propios de la salud mental como la ansiedad o el estrés, más importancia a la motivación y a la puesta en práctica de lo aprendido, así como una educación más personalizada.

Para hacer un mundo más habitable, muchos de los jóvenes encuestados hablan de la necesidad de inculcar valores como la empatía, tolerancia, amor, respeto, apoyo y otros valores de corte humanista, además de integrar la conciencia de cómo formamos parte de los ecosistemas y qué consecuencias tiene esto en el contexto de la crisis climática. Para ello, se destaca la importancia de que haya una educación más cooperativa y menos individualista y educación emocional.

La juventud reclama que la educación en valores pueda darse en todos los espacios educativos y no solo en la educación formal, lo cual pasa por promover la creación de espacios de educación no formal y formar a las familias, bien sea a través de talleres, campañas de publicidad o cualquier otro medio, de tal manera que se potencie, desde casa, la convivencia y el respeto.

A pesar de que la mayoría de los jóvenes creen que el sistema educativo actual no se ajusta a las necesidades del presente, una mayoría también cree que la formación determinará en gran medida su acceso a un buen sueldo, lo cual mejoraría sus condiciones materiales y por ende, reduciría las desigualdades sociales. Es decir, continúan confiando en la formación como vehículo para acceder a un mejor empleo. Por ello, y como resumen de todo lo anterior, se hacen necesarios mejores programas de orientación profesional y una educación centrada en las necesidades del entorno, que permita conectar lo educativo con lo laboral a través de las competencias transversales.

La juventud encuestada es muy consciente del poder que tienen las redes sociales a la hora de propagar el odio, la violencia y la discriminación. Es por ello que de forma muy mayoritaria, aunque llama la atención que sean las mujeres el colectivo más concienciado sobre esta cuestión, se aboga por prohibir todo tipo de odio en este tipo de canales con el fin de garantizar la convivencia y sosegar el debate público para canalizar mejor las necesidades de la ciudadanía.

A nadie se le escapa que la privacidad es una de las dimensiones personales más descuidadas a nivel de garantías cuando hablamos de redes sociales. A los nativos digitales no se les pasa por alto esta realidad y es por ello que proponen endurecer las medidas que garanticen un buen uso de los datos por parte de las empresas privadas y que estas sean utilizadas de forma responsable y transparente.

A través de demandas muy diversas, las personas entrevistadas apuntan a la necesidad de que la Unión Europea avance en políticas sociales, laborales y de bienestar. La cuestión más repetida ha sido la promoción del empleo, la equiparación de salarios a nivel europeo, la mejora en derechos sociales y la promoción de las políticas y derechos sociales. También se demanda la equiparación de los estándares de vida de toda la ciudadanía europea a las identificadas como “las de los países del norte”.

La inmigración y el refugio atrajo un volumen importante de preocupaciones. La mayoría lo hacía de forma impersonal y sin identificar una posición ideológica al respecto. Destacan, en este sentido, los que abogan por una mejor gestión de la inmigración y el refugio destinada a acoger, proteger y re-distribuir a los inmigrantes y refugiados (independientemente de su estatus legal). Finalmente, se aboga por la lucha contra la inmigración ilegal y el cierre de fronteras.

La gestión de la crisis climática, la transición ecológica y la protección del medio ambiente (mares y recursos naturales como cuestiones más mencionadas) es una de las demandas más recurrentes entre la juventud encuestada que considera que debería ser dirigida desde las instituciones europeas.

Llama la atención como una de las propuestas de las personas encuestadas sea que la educación debería ser una competencia europea. Se plantea la necesidad de homogeneizar los planes docentes, fomentar el intercambio desde la educación secundaria, asegurar la misma calidad educativa en todos los Estados y asegurar homologación, en especial de títulos de formación profesional.